domingo, 5 de junio de 2011

Consumo responsable

¿Necesito lo que voy a comprar? ¿Quiero satisfacer un deseo? ¿Estoy eligiendo libremente o es una compra compulsiva? ¿Cuántos tengo ya? ¿Cuánto lo voy a usar? ¿Cuánto me va a durar? ¿Podría pedirlo prestado a un amigo o a un familiar? ¿Puedo pasar sin él? ¿Voy a poder mantenerlo/limpiarlo/repararlo yo mismo? ¿Tengo ganas de hacerlo?
¿He buscado información para conseguir mejor calidad y menor precio? ¿Cómo me voy a deshacer de él una vez que haya terminado de usarlo? ¿Está hecho con materiales reciclables? ¿Las materias primas que se usaron son renovables? ¿Hay algo que yo posea que pueda reemplazarlo? ¿Te has informado de quién y cómo se ha realizado el producto?
Cada uno de nosotros tenemos que dar la respuesta teniendo en cuenta que, en la mayoría de los casos, realizar un consumo responsable sólo implica realizar un cambio en nuestros hábitos de consumo que no conllevan comportamientos muy diferentes a los que ya tenemos, no producen inconvenientes considerables y no requieren esfuerzos específicos adicionales.
A la hora de comprar recuerda:
  • Debes hacerte las preguntas señaladas anteriormente y, sobre todo, si lo que vas a comprar va a satisfacer realmente una necesidad o deseo, o bien si lo compras compulsivamente.
  • Piensa a qué tipo de comercio quieres favorecer. No olvides que consumir productos locales, productos ecológicos o de comercio justo, productos naturales y productos reutilizados y reciclados, son sin duda las mejores opciones medioambientales y sociales.
  • Infórmate a cerca de las repercusiones sociales y medioambientales de los bienes y servicios. Pide información. Es tu derecho.
  • Asegúrate de la calidad de lo que compras, de cara a adquirir bienes más saludables y duraderos.
  • Busca alternativas que minimicen la explotación de los recursos naturales: segunda mano, reutilizar, intercambios, reparación.
  • Haz un buen mantenimiento de las cosas y cuando acabe la vida útil de un producto, ten en cuenta las posibilidades de reciclar los materiales de que está hecho.


No nos deja indiferente si se han cumplido o no los derechos laborales de salud y seguridad de los trabajadores de una fábrica en Turquía si de allí proviene nuestra ropa. Nos debe preocupar, por ejemplo, la seguridad en las máquinas, los químicos empleados, la contaminación atmosférica y el manejo de los desagües. Como ilustra este ejemplo, muchas veces van a la par las consideraciones de salud y seguridad.
Otros ejemplos son prioritariamente una cuestión de impacto medioambiental: la sobreexplotación de los mares como consecuencia del elevado consumo de pescado, o el empobrecimiento de los suelos y la contribución a la sequía por una ganadería intensiva, consecuencia de nuestro alto consumo de carne.





¿Que podemos hacer?

ALIMENTACIÓN

-  - Opta por alimentos frescos, frente a los platos prefabricados, los alimentos altamente procesados.
- Elige tus verduras y frutas según la temporada. Obtendrás productos especialmente frescos, sabrosos y económicos. Muchas veces estos productos provienen además de la región, por lo que han podido madurar plenamente y no han requerido largos y contaminantes trayectos de transporte.
- Asegúrate de que tu alimentación sea variada y equilibrada, completa y suficiente, orientándote en la “Pirámide Alimentaría” para incluir todos los grupos de alimentos en su proporción adecuada. Nuestras necesidades alimenticias cambian según la edad, el tipo de vida y la actividad física.
- Vela por una correcta manipulación de los alimentos en el hogar (por ejemplo del huevo fresco, pescado o de los alimentos congelados), para evitar intoxicaciones.
- Elige alimentos certificados como ecológicos. En su cultivo, no se utilizan sustancias perjudiciales para la salud o el medioambiente, como pueden ser los fertilizantes, plaguicidas o herbicidas, y son libres de organismos genéticamente modificados (OGM). Además, las técnicas utilizadas en la agricultura ecológica potencian la fertilidad natural del suelo y la capacidad productiva de los ecosistemas, y respetan los ciclos naturales de los cultivos.
- Evita productos alimenticios que son, o que contienen, organismos genéticamente modificados. Aunque la biotecnología ofrezca ciertos beneficios, considera también los “riesgos potenciales”.
- Fíjate en el etiquetado nutricional y demás información en el envase de los alimentos. La información nutricional básica –que todavía no es obligatoria- incluye datos sobre el valor energético del producto, las proteínas, hidratos de carbono y grasas.
- Los ingredientes se indican en una lista en orden decreciente de peso en el producto. Todos los alimentos que son o que contienen organismos genéticamente modificados, tienen que tener en la etiqueta la mención  “modificado genéticamente”. Única excepción: en los productos de origen animal como son la carne, los huevos o la leche, no se declara si los animales se alimentaron de plantas genéticamente modificadas.
- Cuestiona las promesas de efectos nutritivos y saludables extraordinarios, como son por ejemplo las alegaciones “rico en fibra”, “reduce el colesterol” o “refuerza tus defensas”. Estas supuestas ventajas requerirían una cierta dosis y constancia en el consumo que no se suele indicar. Con una alimentación equilibrada y sana, no te hacen falta estos efectos especiales.
- Duda de los productos que prometen un efecto adelgazador. Estos productos pueden ser hasta peligrosos para tu salud, y algunas promociones infraccionan  o rozan la ley.
- Intenta dejar de fumar y evita el exceso de alcohol.

MEDICAMENTOS

- Utiliza los medicamentos según la prescripción de tu médico o los consejos de tu farmacéutico.
- No te automediques.
- Infórmate sobre el efecto que puede causar el consumo de alcohol mientras estás tomando medicamentos.
- Asegúrate que el medicamento que tomas no tiene ningún efecto dañino para ti y para tu bebé durante el proceso de embarazo o la lactancia.
- Asegúrate de que tu medicamento no influya en tu capacidad de conducir vehículos o manejar máquinas.
- Evalúa con tu médico alternativas de medicina natural o tradicional.
- No compenses malos hábitos alimenticios o la falta de ejercicio por medicamentos.



PRENDAS DE VESTIR

- Opta por fibras naturales como son la lana, la seda, el algodón y el lino. Aunque el algodón es un producto natural, su explotación intensiva y el uso de fertilizantes y plaguicidas químicos en su  cultivo, pueden constituir un riesgo tanto para nuestra salud como para el medioambiente. Por eso,
opta por algodón de cultivo ecológico.
- Elige productos con un tinte, blanqueado y acabado respetuoso con el medioambiente.
- Opta por prendas certificadas por su respeto con el medioambiente o el cumplimiento de estándares sociales en su fabricación.
- Evita las fibras sintéticas como son el poliéster, nylon, lycra, poliamida y tergal. Se obtienen mediante síntesis química.
- Evita las fibras artificiales como son el acetato, rayón y la viscosa. Se obtienen mediante síntesis química a partir de derivados del petróleo.
- Apoya campañas para exigir que se establezcan y cumplan estándares sociales y medioambientales en la fabricación textil.

CASA Y JARDÍN

- Opta por productos de limpieza sin sustancias químicas peligrosas ya que afectan a tu salud y al medio ambiental. Asegúrate que los productos no contengan cloro, fosfatos y tensoactivos químicos.
- Evita pinturas con disolventes orgánicos. Opta por pinturas y barnices al agua.
- Elige productos de higiene personal, cosmética y perfumes sin sustancias nocivas y no probados en animales.
- Evita el plástico PVC. Contiene cloro y otras sustancias toxicas.
- Sustituye los aerosoles por los pulverizadores, ya que los aerosoles pueden contener gases que dañan la capa de ozono.
- En el jardín, evita utilizar fertilizantes y biocidas químicos. Infórmate sobre métodos de jardinería ecológica.
- Produce tu propio fertilizante “verde” a partir del compostaje de residuos orgánicos de la casa y del jardín.
- Elige aquellos insecticidas que estén autorizados para el cultivo ecológico.
- Aprovecha el olor de ciertas plantas aromáticas, como la albahaca o la lavanda que ahuyentan a los insectos.

JUGUETES SEGUROS

- Elige solamente juguetes que llevan, directamente o en su envase:
     * el marcado “CE” de la Unión Europea, como garantía de seguridad.
     * el nombre del fabricante o de su representante en la Unión Europea y su domicilio o razón social.
     * la información de uso y montaje en castellano u otro idioma oficial del lugar donde se compre el juguete.
- Si eliges un juguete para un niño menor de tres años, asegúrate que el juguete no contenga piezas pequeñas o separables. Los juguetes que pueden resultar peligrosos para este grupo de edad, deben llevar obligatoriamente una advertencia o el símbolo de limitación 0 – 3, acompañado del riesgo específico que motiva la exclusión.
- Elige el juguete según la edad, los intereses y las habilidades de la niña o del niño.
- Opta por juguetes que transmiten valores positivos y evita aquellos que transmiten valores sexistas o que incitan a la violencia.
- No sólo, pero especialmente cuando confeccionas tú mismo un juguete, asegúrate de que sus propiedades mecánicas y físicas sean adecuadas, que los materiales no se puedan inflamar y que no contenga materiales tóxicos como pueden ser algunos plásticos.


ENERGIA LIMPIA

- Contacta con organizaciones especializadas en consumo o ecología para conseguir más información sobre energías renovables y apoya sus campañas para que se haga efectivo nuestro derecho a elegir.
- Contacta con entidades públicas como el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), por ejemplo para informarte sobre sistemas de energía renovable cuando construyes una nueva vivienda. Una de sus áreas de trabajo es la información al consumidor. También puedes consultar la Guía Solar de Greenpeace.

DESPLAZAMIENTOS SOSTENIBLES

- Opta por medios de transporte menos contaminantes.
- Reduce tus viajes en avión.
- Conduce de manera responsable: sólo trayectos necesarios, evitando los frenazos y aceleraciones, compartiendo coche, etc.
- Utiliza transporte colectivo cuando sea posible.
- Coordínate con colegas para ir al trabajo en un solo coche.
- Realiza trayectos cortos a pie o en bicicleta.
- Sube las escaleras andando en lugar de coger el ascensor. Te sentará bien físicamente y contribuirás al ahorro energético.

AIRE ACONDICIONADO Y CALEFACCIÓN

- Comprueba qué habitaciones de tu casa o lugar de trabajo realmente necesitan aire o calefacción.
- A la hora de adquirir un sistema de climatización, escoge siempre la alternativa que suponga menor consumo de energía primaria para atender tus necesidades de confort. Para alimentar el sistema de calefacción, evita la electricidad; según tus posibilidades, es mejor optar por energía
solar térmica, biogás, biomasa, leña o gas. Si necesitas aire acondicionado evita los equipos que utilicen gases destructores del ozono o con alto potencial de calentamiento global.
- Cierra las ventanas y las puertas de los lugares donde regulas la temperatura. Si no lo hacemos, calentamos o refrigeramos el medio ambiente o las habitaciones que no lo necesitan, y el gasto energético es mucho mayor. Lo mismo vale para el coche.
- En verano, no pongas el aire acondicionado a una temperatura tan baja que tengas frío.
- Comprueba si realmente es necesario poner el aire durante toda la jornada de trabajo o durante todo el día en casa. Prueba alternativamente a vestirte con ropa ligera en verano, bajar las persianas, abrir las ventanas y crear corriente.
- En invierno pon la calefacción a una temperatura que no tengas calor. Vístete con
ropa abrigada (jerseys, pantuflas) y duerme con un edredón mas gordo.ç

PUERTAS Y VENTANAS

- Para evitar fugas de energía, aísla bien las puertas y ventanas de tu casa, incluso las puertas
interiores. En las ferreterías, se venden cintas aislantes para este propósito.

CONSUMO ENERGÉTICO

- Fíjate en la etiqueta energética que todos los electrodomésticos tienen que llevar desde 1998: electrodomésticos de la categoría A son las más eficientes, los de la categoría G los menos eficientes. En el año 2004, se han introducido, además, las categorías A+ y A++ para aparatos frigoríficosy congeladores de consumo energético especialmente bajo. A+ o A++ solamente
aparecen en la pegatina si el aparato cumple con los criterios, pero no forman parte de la etiqueta estándar. Demuestra tu interés por estas cuestiones al vendedor.
- Opta por bombillas de bajo consumo en aquellas habitaciones donde sueles tener la luz encendida durante ratos largos. Ahorran hasta un 80% de energía. Una bombilla de bajo consumo de 11 vatios ilumina tan bien como una bombilla corriente de 60 vatios y duran mucho más.
Las bombillas de bajo de consumo, una vez acabada su vida, se deben reciclar correctamente. No las tires a la basura, entrégalas a tu comerciante o deposítalas en “punto limpio”.
-Fíjate en el consumo y emisiones de diferentes vehículos a la hora de comprar un coche nuevo.

USO CLANDESTINO DE ENERGIA

Apaga completamente los aparatos como la televisión, el ordenador, la impresora, la cadena de música, etcétera, cuando no los utilizas. La pequeña luz roja que indica el modo “stand by” también consume energía.

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